El taller de JBL en Tanzania que se convirtió en una expedición a África
Normalmente, un taller de JBL dura una semana y se lleva a cabo en un lugar. Pero en África, todo es diferente: 2 días en la selva tropical y la sabana al pie del Kilimanjaro, 2 días en los arrecifes de coral de Zanzíbar y otros 3 días en el lago Tanganica, además de excursiones de un día con 74 personas. ¡Menudo viaje!
El objetivo del taller de JBL es acercar a muchos participantes por un precio asequible las labores de investigación sobre el mundo acuático y la herpetología destinadas a analizar los biotopos de los animales. De esta forma, los amantes del acuario y del terrario, los comerciantes zoológicos especializados y los amantes de la naturaleza tienen la oportunidad de recabar información de interés mediante observaciones y experiencias propias, en lugar de tener que fiarse de la información dudosa encontrada en los libros o en internet.
En lugar de estar de vacaciones yendo de safari para observar grandes animales desde el todoterreno, los expedicionarios fueron a pie a los hábitats de los animales, buscaron insectos y reptiles pequeños, y trabajaron bajo la dirección científica de los expertos —como el biólogo Bernd Humberg o Uwe Wünstel, director del Reptilium de Landau— con instrumental de medición y cofres de análisis, para conocer más acerca de las costumbres y necesidades de los habitantes de sus acuarios y terrarios.
Los 74 participantes procedentes de 10 países (desde Brasil hasta Finlandia) fueron distribuidos en pequeños grupos de 8, cada uno bajo la dirección de un especialista/científico y acompañados de un experto en capturar serpientes local. Así se evitaron las aglomeraciones y uno no tenía la sensación de ir en tropel.
Por la región de Arusha, que se eleva desde los 1000 m de altura hasta el monte Meru a 4560 m, el paisaje era muy variado: lagos y arroyos con selva tropical, estepa y sabana seca con animales grandes y amplias zonas de matorral ofrecen los hábitats más variados, que fueron explorados junto con sus habitantes. Las mediciones de intensidad luminosa con el cielo claro mostraron niveles superiores a los 100.000 lux, las mediciones de UV-B mostraron niveles de hasta 386 µW, mientras que la humedad relativa en un mismo lugar podía oscilar entre un 42 y un 90 % dependiendo de la hora del día, e incluso podía bajar al 14 % en otros lugares.
En una zona de sabana al pie del monte Meru, con el Kilimanjaro cubierto de nieve al alcance de la vista, se encontraron en un tramo claro de un arroyo unos cíclidos desconocidos del género Haplochromis, cuyo análisis genético de muestras de tejido se está llevando actualmente a cabo en la Universidad de Graz (Austria). Se trata de una especie en peligro de extinción que ha migrado al arroyo desde un lago seco, o bien de una especie nueva.
Isla de Zanzíbar
Un vuelo nacional de una hora nos llevó a la segunda parte del taller a la isla de Zanzíbar, situada no muy lejos frente a la costa de Tanzania en el océano Índico y que cuenta con muchos arrecifes y un atolón. Las excursiones de media jornada en barca a los arrecifes próximos permitieron a los submarinistas y aficionados al snorkel observar a «sus» peces de agua salada e invertebrados en su hábitat natural sin impedimentos de ningún tipo, así como analizar los datos básicos del hábitat.
Algo notable fue que algunos arrecifes estaban muy llenos de algas, aunque no se pudo detectar ningún factor perturbador. Posiblemente, las responsables de las algas viscosas eran las corrientes profundas ricas en nutrientes.
Momentos destacados en el lago Tanganica
Otro vuelo llevó al taller desde Zanzíbar a la última parada, unos alojamientos situados directamente a orillas del lago Tanganica. Casi todos los expedicionarios habían tenido alguna vez en su vida acuarística alguna relación con los cíclidos del lago Tanganica, el segundo lago más profundo de la Tierra, y sentía curiosidad por comparar las condiciones de su acuario con los hábitats verdaderos. Directamente al pie de los alojamientos, los expedicionarios pudieron hacer snorkel y observar una cantidad increíble de cíclidos: ya fuesen Tropheus brichardi, Opthalmotilapia o lamprologinos, ¡se podía ver de todo!
En aguas poco profundas de hasta 5 m de profundidad, todo el fondo estaba cubierto de piedras planas y redondeadas con un diámetro de hasta 40 cm. Estas superficies pedregosas solo se veían interrumpidas una y otra vez por superficies arenosas, las cuales constituían los límites de extensión para muchas especies de cíclidos.
Los participantes del taller que hacían snorkel tuvieron además la oportunidad de observar la extensión de las especies en función de la profundidad. Tropheus brichardi se encontró únicamente en aguas poco profundas de hasta aprox. 5 m de profundidad, mientras que Tropheus duboisi se encontró a incluso más de 30 m de profundidad. Dr. Koblmüller, experto en el lago Tanganica de la Universidad de Graz, sospecha que T. brichardi se ha impuesto en aguas poco profundas contra T. duboisi, empujándolo a aguas más profundas. Por debajo de los 13 m de profundidad, los submarinistas vieron por primera vez nadar a los majestuosos frontosas (C. frontosa) entre unos bloques de roca tan grandes como casas. Para poder ver esto, mereció la pena haber transportado en camión 15 bombonas de aire comprimido desde Arusha hasta Kigoma durante más de 50 horas.
Muy raras veces se han visto tantos participantes alrededor de los maletines de tests para el agua de JBL como en el lago Tanganica. Todos querían medir y anotar por sí mismos esos parámetros tan singulares. Una KH de 16, una GH de 11 y valores de pH de alrededor de 9 no se encuentran muy a menudo en este planeta (comparación con el lago Malawi: KH 7, GH 5, pH 8,5). La causa de estas diferencias de KH/GH son las fuentes de soda que abastecen al lago de carbonato ácido de sodio, que aunque incrementa la KH, no se cuenta para la GH debido a su contenido en sodio.
Los tres días en el lago Tanganica fueron, sin duda alguna, uno de los momentos destacados del taller. Günter Winnewisser de Sandhausen (Alemania) afirmaba visiblemente emocionado: «Con el Lamprogus brichardi empezó mi interés por el mundo del acuario, del cual surgió mi profesión y la tienda de animales que tengo actualmente. Quería haber visto una vez en mi vida este cíclido en su hábitat natural. ¡Y este sueño se ha hecho realidad!»